En los últimos años, el debate sobre si las mujeres lideramos de manera distinta ha ganado fuerza. Algunos argumentan que el liderazgo no tiene género, mientras que otros—incluyendo estudios de Harvard y McKinsey—señalan patrones claros en la forma en que las mujeres ejercemos autoridad. Desde IDEm, podemos afirmar que sí hay rasgos distintivos en el liderazgo femenino, pero no por biología, sino por contexto social, cultural y, sobre todo, por la necesidad de romper barreras invisibles.
Rasgos del Liderazgo Femenino: Empatía, Colaboración y Resiliencia
No se trata de generalizar, pero sí de reconocer tendencias que la ciencia respalda. Las líderes mujeres suelen destacar en:
Empatía: La capacidad de conectar emocionalmente con los equipos, entender sus necesidades y crear entornos de confianza. Esto no es “debilidad”, sino inteligencia estratégica. Un estudio de Korn Ferry reveló que las CEOs mujeres superan a sus pares masculinos en autoconocimiento emocional, clave para la retención de talento.
Colaboración: Mientras el liderazgo tradicional prioriza la jerarquía, muchas mujeres líderes fomentan estructuras más horizontales, donde las ideas fluyen sin barreras. Esto acelera la innovación.
Resiliencia: Hemos tenido que abrirnos camino en espacios dominados por hombres, lo que nos ha enseñado a manejar el rechazo, adaptarnos y persistir con determinación.
Estas cualidades no son exclusivas de las mujeres, pero sí son más frecuentes y el mundo empresarial las necesita urgentemente.
Cómo Evitar Caer en Estereotipos Sin Perder Tu Esencia
Aquí está el desafío: no debemos encasillarnos en el “estilo femenino” como único modelo, ni dejar que nos reduzcan a clichés (“cuidadora”, “conciliadora”). El liderazgo auténtico se trata de integrar tus fortalezas, sean cuales sean.
No confundas empatía con permisividad: Ser comprensiva no significa evitar decisiones difíciles. Una líder empática puede (y debe) ser firme cuando es necesario.
Rompe el mito de la “superwoman”: No tienes que ser perfecta ni asumir todas las tareas emocionales del equipo. Delega y exige corresponsabilidad.
Define tu propio liderazgo: Si eres más analítica que expresiva, o más audaz que conservadora, está bien. El punto no es actuar como “se espera”, sino como lo necesita tu rol.
Ejemplos que Inspiran: Sheryl Sandberg y María Teresa Arnal
Sheryl Sandberg (Meta): Revolucionó la conversación sobre mujeres en liderazgo con “Lean In”, demostrando que la ambición no es opuesta a la colaboración. Su enfoque en mentoría y transparencia ha marcado un antes y después.
María Teresa Arnal (ex Google México): Combinó visión tecnológica con un estilo cercano y accesible, probando que la calidez no resta autoridad. Bajo su dirección, Google México creció con un enfoque en diversidad e inclusión real, no solo discursiva.
No Se Trata de Ser “Mejor”, Sino de Ser Auténtica
El liderazgo femenino no es “superior” ni “inferior”—es distinto en muchos casos, y esa diversidad enriquece a las organizaciones. La clave está en aprovechar tus fortalezas sin etiquetas, en liderar sin disculparte por tu estilo y en recordar que, al final, lo que define a una gran líder no es su género, sino su impacto.
En IDEM, creemos en prepararte no para encajar en un molde, sino para romperlo con confianza. ¿Lista para escribir tu propia historia de liderazgo?
— Una empresaria que sigue aprendiendo